Por: M, actriz
Archivo del autor: admin
Gordofobia y Coronavirus
Por: Melina Picco
Estudiantes de Lic. Medios Audiovisuales y Digitales de UNRaf, para el Taller de pos-producción digital, a cargo de Marianela Tallano y Mauro Theler.
Sin título
Por: María José, Barrio Belgrano.
Estoy cursando un número de materias del profesorado que de manera presencial no sería posible.
Hace años que trabajo de forma online; desde casa. La necesidad del sector comercial de estar presentes en internet aumentó el valor de mis servicios.
Al principio no fue fácil pero afortunadamente poseo herramientas para convivir que aprendí de los estudios y mis aficiones como la danza.
Extraño ir a danza, a los talleres de cerámica y pintura, extraño ir a ver un espectáculo, a las inauguraciones de muestras, transitar sin restricciones.
Me siento sana y a salvo; agradecida.
Noticias
Por: Tamara Domenella
Estudiantes de Lic. Medios Audiovisuales y Digitales de UNRaf, para el Taller de pos-producción digital, a cargo de Marianela Tallano y Mauro Theler.
Surrealismo y coronavirus
Por: Melina Peter
Estudiantes de Lic. Medios Audiovisuales y Digitales de UNRaf, para el Taller de pos-producción digital, a cargo de Marianela Tallano y Mauro Theler.
CAPÍTULO 1
DESORDEN
Entrevista realizada hace unas semanas a la psicóloga Marisa Nicolás. Conocé su aguda mira acerca de cómo vivimos y nos transforma la pandemia.
CAPÍTULO 2
CUERPO
Gustavo Mondino, actor, director y gestor cultural, pone en palabras su vivencia y sensible mirada sobre la pandemia, la cuarentena y cómo el cuerpo atraviesa esta realidad.
CAPÍTULO 3
AFECTADO
Lisandro Casasnovas fue el primer médico con COVID-19 en Rafaela…, en su relato nos cuenta su vivencia tanto con la enfermedad como con una sociedad que lo juzgó.
El día después
Por:Abrate, Sofía. Profesora y estudiante de Psicología.
Lic. Castelli, Nadia (MP 9939)
Lic. Santi, Micaela (MP 1833)
Lic. Sticca, Victoria (MP 9315)
Los astros son ronda de niños,
jugando la tierra a espiar…
Los trigos son talles de niñas
jugando a ondular…, a ondular…
Los ríos son rondas de niños
jugando a encontrarse en el mar…
Las olas son rondas de niñas,
jugando la Tierra a abrazar…
Gabriela Mistral
Los vínculos en la pandemia, y después?
Corría marzo del 2020, armábamos proyectos, proyectos de familia, de amistades, de mudanzas, de festejos, de ciclos que terminaban para comenzar otros. De repente, un comunicado oficial determina la cuarentena obligatoria, social y preventiva.
¿Qué era eso? ¿Teníamos que quedarnos en casa? ¿Casa? ¿Qué es una casa? ¿Qué significa una casa? ¿Cómo se construye?¿Tiene cimientos, ladrillos, rutinas, hábitos? ¿Será solo lo arquitectónico, una estructura que sostiene, que aloja, que da calor? ¿Será un armado, serán esas armaduras y ligaduras? ¿Casa con olores, ruidos, música, aquellos recovecos que solo uno conoce, ahí donde no me encuentran, una caja de recuerdos en el armario? ¿Será todo eso una casa? La casa como lo interno, lo íntimo y a veces, también, lo siniestro…
Ahí teníamos que quedarnos, por tiempo indeterminado.
Salir a la vereda, ir a la plaza, jugar con los amigos, abrazarse, todo eso que nos construye y nos da identidad, ahora se volvía peligroso, debíamos cuidar-nos para también cuidar a los otros. Eso nos decían.
Algunos vínculos estaban cercanos, en la misma cuadra, la misma ciudad pero para otros había que atravesar fronteras… pero nos volveríamos a ver, seguro.
En el medio nos preguntamos cómo sería el día después, nos imaginamos tomados de la mano y jugando a la ronda, también cantando, abrazándonos, escuchándonos…. y nos resonaba de fondo.
¿Y si el día después es este, es esto? Esto que vino a aparecer intempestivamente preguntándonos ¿Y ahora en qué principios y paradigmas vamos a hamacarnos? ¿Será que estas nuevas formas han venido a quedarse y a enlazarse como cotidiano? ¿Será que en el afuera hay que andar con cuidado? ¿Será que tendremos que volver a conectarnos con esa casa, con esos vínculos? ¿Podremos volver a lo de antes? ¿Será que tengamos que encontrar otras formas de ver-nos y escuchar-nos?
A veces seguimos soñando e imaginamos el día después. Aparecen unos colores brillantes, brillantísimos que iluminan desde muy lejos, claro, también aparecen los oscuros, esos que son medios verdosos, azulados y que se van amarronando. A veces inclusive aparecen mezclados, rotos, como una paleta con un orden diferente. Tal vez el interior hacía rato que estaba siendo fondo, y ahora vino a chorrearse sobre el mundo.
En el medio de todos esos colores aparecen los “turnos”. ¿Se acuerdan cuando eran niños y decían “es mi turno para ser la mancha”? Porque los turnos ordenan, dan lugar al otro, a uno mismo. Porque con turnos es más fácil. Porque me escucho, escucho y me escuchan. El turno puede ser un gesto, una mirada, una palabra, una sonrisa, una levantada de cejas de esas imponentes, esas que te dejan sin respiro o con un suspiro.
Al final y al cabo, el texto se llamaba Los vínculos en la pandemia. ¿Será que los vínculos son diferentes, pandemia mediante? ¿Habrán cambiado?
¿Serán los vínculos esa CASA en la que podamos quedarnos y cuidarnos?
Covidiecinueve
Por: MC.
Cuando llegó Covidiecinueve el efecto fue paradojal. Ninguno sabía y todos sabían. Al mismo tiempo ambos sectores: se apresuraron. Se inundaron la televisión y las redes con imágenes espantosas. Quiero decir, no hubo novedad ni cambio en relación al espanto sino un deslizamiento de ropajes significantes. En Argentina se pasó de ver tirar cerdos en helicóptero y reventar a un pibe a la salida del boliche, a dar cuenta del abandono, la impotencia y la saturación de sistemas de salud en países que no, porque allá no pasa y no puede ser. Parecía que aquella fantasía dónde el Otro tiene, puede y sabe, se venía a pique. Y cuándo llegue por aquí? Todavía estamos viendo. Parecía dije porque en casa, en las casas había que poner a jugar aquella fantasía con los más pequeños: “a los niños el Covidiecinueve no les hace nada”. Madres y padres entendiendo ahora, que las verdades son parciales y tienen la estructura de una ficción. Se escribieron y contaron tantos cuentos en equivalencias a antiguos relatos orales: el viejo de la bolsa, el lobo y el covidiecinueve.
No había nevada mortal entonces pero había y hay que quedarse en casa. Hasta nuevo aviso. Los mismos métodos de aislamiento que la historia enseñó ante la infección, el enfermo, el leproso, el loco. Figuras que relanzan la segregación. Hace mucho. Mucho. Tanto que olvidamos la potencia del higienismo como control poblacional (hoy aggiornado el término en la suma de lo que Preciado viene denominando como biotecnofarmapornografía cayendo sobre los cuerpos).
Interesan un par de significantes más antes de cerrar: si nos guiamos por lo que rápidamente desapareció de las góndolas, el alcohol (en todas sus variantes), la lavandina y el papel higiénico fueron escudo. Y respiradores. El aire como un derecho y la respiración como ejercicio volvió a facturar. Me acercaron a Mbembe quien lo señala cuando se busca tapar la boca y no tocar. Decían, decimos y dicen que la rutina viene bien como intento antidemencial. Sostener algunas cositas. No tanto, tampoco se presione. Encima.
En el consultorio hubo movimientos y no todos esperamos a fase cinco para lanzarnos al riesgo de salir de la pantalla y destapar la boca. Recordé los riesgos de la negación y el efecto de lo siniestro sobre el psiquismo, a la vez que fui escuchando los efectos devastadores de las pérdidas y las amenazas.
Cuando llegó Covidiecinueve el efecto fue paradojal.
Ninguno sabía y todos sabían.
Y seguimos en esa…