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Alborotó

Por: Agostina G.

Una pandemia que me alborotó los tiempos, los espacios y las emociones.
Una pandemia que me desarmó estructuras, esquemas y planificación.
Aprendí, mucho.
Pensé, demasiado.
Me angustie y me calme.
Los lugares de mi casa se transformaron en de todo y mi lugar preferido fue al lado del asador. Nunca generamos tanta brasa.
Extrañé a montones a vivos y a muertos.
Lloré de tristeza, de desesperación.
Me enfurecía leer frases motivadoras por las redes cuando el mundo se caía.
En mi caso “Quedarme en casa” era posible.
Me di cuenta que soy con el otrx, que quiero ser con el otrx.
Valoré como nunca la simpleza del momento.
Canté muuuchos feliz cumpleaños a través de la pantalla.
Guardé millones de abrazos que juré darlos todos y más.
Una pandemia que me alborotó toda y me hace ser quien soy.

Barrio Esperanza

Por: Trinidad Bussolaro (Fotografías) y Franco Ojeda Trejo (Texto).

Muchas personas nos suelen preguntar ‘Che, yo quiero colaborar con el Barrio Esperanza pero no tengo tiempo. ¿En qué puedo ayudar?’
Una de las formas en las que se puede ayudar (importantísima en estos tiempos de virtualidad) es colaborando con la divulgación en las redes sociales.
A los vecinos y vecinas, y a quienes participamos en el proceso de transformación del Barrio, nos parece importante poder visibilizar las historias del mismo. No para que quien lo vea vanaglorie a quienes colaboramos, sino porque la divulgación de estas historias ayuda a que se produzca un cambio de sentido sumamente importante en nuestra sociedad en general.
Acercar genera que muchos estigmas y prejuicios comiencen a disolverse. Y eso es sumamente importante porque muchas veces esos estigmas y prejuicios generan trabas para que las personas puedan desarrollar sus vidas plenamente.
Es momento de recomponer el tejido social, de que volvamos a sentirnos como lo que debemos ser: una comunidad.

Divulgar para acercar, acercar para conocer, conocer para comprender, comprender para aceptar, aceptar para incluir, incluir para vivir.

Este registro fotográfico es del día 8 de julio de 2020 en el Barrio Esperanza.

Fotografías: Trinidad Bussolaro (@mineral.es o @trinidad.bussolaro)
Texto: Franco Ojeda Trejo (@_ojedatrejo)

Todo lo que soy en cuarentena

Todo lo que soy en cuarentena: comprobar el multitasking (hacer muchas cosas
al mismo tiempo, en un mismo lugar y junto a muchas personas). Anónimo.

Soy mamá y soy docente, pero nunca quise ser docente de mis hijos. Tuve que renunciar a ello. ¿Tuve o quise? Me entregué a la tarea de acompañarlos en la educación virtual. Qué frustración.

Soy de buen comer. No soy de buen cocinar, aunque le ponga empeño. Renuncié al delivery, por temor. Me entregué a la cocina casera. Tengo más pruebas de lo mismo: soy de mejor comer que de cocinar.

Soy nieta de posguerra. Cuido los víveres. Me acechan fantasmas de desabastecimiento, de modo que tengo que cuidar lo de ser de buen comer.

Soy organizada. No tengo placares pendientes de acomodar. Qué frustración. Entonces separo libros para regalar, con la esperanza de que esas palabras acompañen a alguien, sabiendo que, además, eso me posibilitará seguir acomodando algunos estantes.

Soy (medio) obse de la limpieza. Huelo a lavandina y a alcohol. Ahuyento los fantasmas de la circulación comunitaria desde el día 1. Y a la vez rezo porque sigan siendo fantasmas y no realidad. No soy creyente, pero rezo.
Soy fan de la ecología. Me desespera el crecimiento del uso de los descartables que trajo esta pandemia. Armo con cáscaras de naranjas mi propio desinfectante, más poderoso que el hombre musculoso.

Soy muy activa. Subo las escaleras y camino alrededor de mi patio. Mi huella se marca rápido; la metáfora de la energía que me signa se vuelve literal en esos pastos secos.

Soy muy reflexiva. ¿Demasiado? Reconozco mis privilegios de clase. Convivo con la culpa y el agradecimiento que se generan por esa misma causa. Intento armar alguna red de ayuda. Cuánto dolor.

Soy mujer de mi marido desde hace… ¿quince años?, y nunca entendí de qué se trataba su laburo. Desde el día 1 de la ASPO, y por aproximadamente diez horas por día, compartimos el mismo ambiente de trabajo (y de cocina, y de sala de juegos, y de sala de TV). Él habla por teléfono, por Zoom, Skype, Jitsi y Meet sin descanso. Pasaron cien días y sigo sin entender exactamente a qué se dedica, pero parece interesante.

De mucha de mi gente soy sostén, pero dejé de usar corpiño. Cuánta libertad.
Soy ávida lectora. Sigo leyendo literatura y filosofía, pero también incursiono en la astrología, la cosmética natural, la cocina saludable, los desafíos de la educación en tiempos de pandemia, los números del COVID en el mundo, el avance de los tratamientos, las medidas de los gobiernos. Qué locura.

Soy paciente (en muchos sentidos). Hago terapia vía Skype. Si no hablo, me atraganto.

Somos de pocas palabras en mi familia, pero de mucha piel. Aguantamos la tensión de la separación del primer tiempo, hasta que de a poco nos reencontrando en la mesa de los domingos.

Soy amiga, y tomo una cerveza con algunas de ellas vía Zoom. Las extraño.
Siembro lechuga, perejil, zanahorias, remolachas y acelga. Los gatos -propios y ajenos- gustan de jugar en la quinta. Qué frustración.

Dejo de teñirme. Ecología y feminismo mediante, acá estoy, reconociéndome.
Cumplo años. Qué angustia no poder honrar la vuelta al sol.

Laburo en la universidad. En dos universidades. Duermo poco y trabajo mucho. Mucho más que antes. Trato de acompañar a mis colegas. Trato de entender a les estudiantes. Trato de aprender, trato de enseñar, trato de crear, trato de responder con urgencia. Discuto con autoridades, pongo límites y cedo, alzo la voz y lloro, me aparto y vuelvo a arremeter.

Soy un mar de contradicciones.

Ya no sé lo que soy. Y me cuesta entender qué seremos cuando todo esto haya pasado.

CAPÍTULO 4

CONVIVIR

Compartimos el relato de la ilustradora y tatuadora Julia Filipone, quien nos cuenta su experiencia sobre como convivir en un mismo espacio articulando familia, trabajo y las nuevas costumbres que nos está dejando la pandemia…

CAPÍTULO 5

MIEDO

Compartimos el relato de la ingeniera agrónoma @natyschmith, quien nos cuenta su experiencia como hija, madre, esposa y trabajadora: los miedos, las incertidumbres y la transformación que nos está dejando la pandemia.

CAPÍTULO 8

VULNERABLES

Eloisa y Mari dialogan con el equipo YAQ poniendo en contraste la realidad vivida durante el aislamiento obligatorio entre un sector de la población como los adultos mayores y su opuesto la infancia.

CAPÍTULO 9

¿PREPARADOS?

Entrevistamos a Joaquín Bruna, enfermero del 107, quien nos habló de la pandemia desde su perspectiva como enfermero y padre de familia. Nuevos escenarios, hábitos, protocolos y mucha incertidumbre: ¿Nos preparamos para el pico de la enfermedad?